En estas dos últimas semanas me han ocurrido una serie cosas no
demasiado agradables, y todas de tipo técnico. Tuve problemas con internet y con el ordenador, pero lo peor de todo, fue
mi cámara… Pobre, estaba hecha polvo, y hace pocos días, dejó de funcionar. La
verdad, es que sentí pena, porque le tenía mucho cariño; todas las fotos que
hay en el blog, las hice con ella. He comprado una nueva, y como podéis
comprobar, es estupenda.
En el Atelier de Noviembre, me gustaría invitaros a un mundo dulce.
Vamos a preparar pasteles clásicos, con vistas al invierno y la Navidad.
Haremos: - galletas de miel
- regulach
- mince pie
- y pastelitos con amapola y
nueces
Ya estamos en el último día de Octubre, en un ambiente muy otoñal, con
la lluvia de fondo. Es ahora cuando más me gusta meterme en la cocina y probar
nuevas recetas, como estos buñuelos. Una versión de un plato sencillo que
preparan en Hungría, y que me encantaba degustar en la cena cuando era niña,
acompañado de un té calentito.
Ésta es mi propuesta de un plato clásico. El toque especial se lo da la
calabaza y la salvia.
Vamos a ver cómo se hace.
Ingredientes:
· 150 gr. de patatas
· 150 gr. de calabaza
· 1 cebolla
· 14 hojas de salvia
· 1 huevo
· 4 cucharadas de harina simple
· Sal y pimienta negra
· Aceite para freir
Elaboración:
Pelamos las patatas y la calabaza y las rallamos por la parte más ancha
del rallador.
Picamos la cebolla y cuatro hojas de salvia muy finitas.
En un bol, mezclamos todos los ingredientes.
Ponemos en una sartén un chorro generoso de aceite y lo calentamos.
Freímos el resto de hojas de salvia hasta que se queden crujientes, pero hay
que tener cuidado, porque se fríen muy rápidamente. Las colocamos sobre papel
de cocina para quitarles el aceite sobrante.
Después, con una cuchara, formamos los buñuelos y los vamos dorando en
la sartén, entre cinco y seis minutos, aproximadamente. Volvemos a utilizar el
papel de cocina para que absorba el exceso de aceite de los buñuelos.
Servimos con las hojas de salvia y con crema agria.