Esta vez invito a todos a un viaje al pasado, a una pequeña ciudad llamada Csenger cerca de la frontera rumana.
Allí vivió mi abuela, y mis veranos casi siempre los pasaba con ella. Era una persona maravillosa y la mejor cocinera que he conocido jamás.
Imagináis su pequeña cocina blanca con unos muebles verdes con unas sillas y una mesa blanca y su horno, la cuna de sus exquisitos postres.
E imagináis un verano caluroso, verde, lleno de frutas, lleno de olores, el sol tan radiante que quemaba la hierba, con la música de las cigarras escondidas y con el viento que se colaba entre las hojas de un viejo peral al lado de su casa (donde comimos innumerables veces) para acariciarlas y hacerlas reír.
Recuerdo a mi abuela llegando con un plato lleno de recién horneados buktas y me veo a mí con mis primos salir del escondite e ir corriendo a la llamada, su olor inconfundible era el verano para nosotros.
Aquí traigo un sabor que en el centro de Europa es muy popular, sea dulce o salado y para mi muy especial.
Espero que os guste a vosotras también.
Ingredientes para la masa:
500g harina simple
60g mantequilla derretida
60g azúcar glass
2 huevos camperos
Aprx. ¼ l leche
25g levadura fresca
Pizca sal
Más 1 cuchara azúcar blanco para levantar la levadura
Más 1 huevos batidos para pincelar
Para el relleno:
400g requesón (yo utilizo cottage cheese es el mas parecido de sabor)
70g azúcar glass
Cáscara rallada de un limón
2 huevos camperos
1 cuchara sémola de trigo
Pizca sal
Un pequeño ramo de eneldo fresco picado
Primero ponemos el cottage cheese en una gasa y apretamos bien para sacar todo el liquido que lleva, dejamos bien seco y guardamos en la nevera.
Ponemos la leche con la cuchara de azúcar blanco en un caldero pequeño. Calentamos para que quede tibia. Echamos la levadura, tapamos y dejamos reposar 10-15 minutos, hasta que quede la superficie espumosa.
Ponemos en un bol grande la harina tamizada, incorporamos el azúcar, sal, la mantequilla derretida, los 2 huevos y la levadura.
Trabajamos la masa con las manos hasta que no se pegue ni a las manos ni al bol. Formamos 2 bolas, tapamos con un paño de cocina y dejamos reposar ½ hora.
Mientras preparamos el relleno:
Separamos los huevos. Mezclamos bien las yemas con todos los ingredientes y con el requesón. En otro bol batimos las claras a punto de nieve con una pizca de sal y lo añadimos también. Mezclamos con cuidado.
Volvemos a trabajar con la masa. Cogemos la primera bola, la echamos sobre una superficie de trabajo. Estiramos con un rodillo, dejamos ½ cm de ancho y cortamos en cuadrados de 10 x10 cm.
Pincelamos cada uno de los lados en forma de marco con los huevos batidos para que después puedan pegarse y quedar cerrado. En el centro ponemos una cuchara de relleno y cerramos los cuadros doblando las esquinas una sobre la otra.
Ponemos en una bandeja tapizada con papel del horno. Pincelamos y dejamos reposar 15-20 minutos. Horneamos en 180ºC .
Espolvoreamos con azúcar glass y… a disfrutar.