Según el escritor de “Los tres
mosqueteros”, Alexandre Dumas:
¿Pero como llego a ser un plato
tan humilde, elaborado con ingredientes sencillos, a ser una de los
platos más famosos y populares?
Dicen que fue un ex-rey electo de Polonia y suegro del rey Luis
XV de Francia - Estanislao I. Leszczynski - a quién
descubrió esta sopa tradicional. Desde ese momento dejo de ser un
plato de campesinos y pobres. Su fama y popularidad extendido en la
corte francés rápidamente y más tarde se convirtió en el plato
obligado con el que terminaban las juergas nocturnas parisinas, como
recita Dumas.
Un pequeño viaje a través de los sentidos.
Ingredientes:
4 cabezas grandes de cebollas dulces
1 cuchara grande de manteca de oca (si
no hay mantequilla)
2 cuchara de harina simple
1,5l caldo de carne
1 cucharita azúcar moreno
1 chorrito de coñac
pimienta negra
1 hoja de laurel
1 ramita de tomillo
sal
Para las tostas:
pan tipo baguette
queso rallado yo utilicé semicurado de
cabra
Pelamos y cortamos en finísimas
rodajas las cebollas. Las reservamos en un plato. En una cazuela
grande calentamos la manteca o mantequilla. Cuando se haya derretido
introducimos las cebollas, la cucharita de azúcar moreno y un poco
de sal. En fuego medio-bajo, removiendo con una cuchara de madera
cocinamos hasta que la cebolla quede transparente y blanda (a mi me
gusta tostar ligeramente).
Espolvoreamos con la harina (la
cebolla) y removemos para mezclar bien. Añadimos el brandy y dejamos
1-2 minutos que se evapore e incorporamos el caldo junto con la hoja de laurel y la ramita del tomillo. Salpimentamos y
dejamos durante 20 minutos a fuego muy suave.
Cortamos en rebanadas finas el pan
espolvoreamos con el queso rallado y metemos en el horno pre
calentado a 200º. Gratinamos durante 5-6 minutos y la servimos
inmediatamente, bien caliente junto
con nuestra sopa.